Por Martiniano Arce
- Revista Viva Diario Clarín - domingo 16 de febrero de 1997, pág.65 -
Nacido el 14 de noviembre de 1939, este artista ha dedicado la mayor parte de su vida al filete, con decir que ya a los 13 años dibujaba con carbón, tiza, azufre y ladrillo. No reconoce haber tenido maestro alguno, lo que sabe lo aprendió de la calle. Y es que era ahí donde estaba el filete y uno lo veía todo el tiempo.
Su familia era numerosa pero carecía de pintores. Él y su hermano Enrique fueron los primeros en destacarse en este arte. Éste último sí tuvo un maestro, Ferrer. Ambos hermanos trabajaban fileteando camiones en las carrocerías de Vargas Hermanos, en la de los Incas y en otras que había por Lanús, Barracas y Avellaneda. Luego Arce se desligó y comenzó a trabajar por su cuenta, a experimentar cosas nuevas. Del carro pasó al camión, el gran oficio. Hizo todo lo que se hacía en esa época y fue aprendiendo en la marcha, en directo. Miraba todo y de todo aprendía. Como en los años 60 comenzó a decaer el uso del filete y éste amenazaba con desparecer, el fileteador empezó con la pintura de caballete. Sobre la tela, sobre madera o chapas, fue desarrollando los pájaros, dragones (símbolos de virilidad) y todo el mundo surrealista de los ornatos como olas de mar. Todo es gracia y movimiento, todo es agradable.
El filete tiene reminiscencias europeas, del rococó francés, del carrito siciliano, de la gótica alemana, de los arabescos. Pero toma carta de ciudadanía a principios de siglo, como el tango, y a partir de entonces lo que conocemos como filete es porteño.
En 1997 fue designado "Ciudadano Ilustre de Buenos Aires" por el Consejo Deliberante, sin embargo dice no ser afectado por los elogios o críticas. Todo lo que consiguió, lo consiguió por sí mismo y está orgulloso de que su creatividad aumente con los años e inunde las paredes de su casa, la cual está fileteada de pies a cabeza (hasta tiene preparados su ataúd y el de su mujer, ambos completamente fileteados). En su filosofía, no se puede ser pintor a medias y hay que poner alma y cuerpo.
En 1968 empezó a trabajar con Antonio Berni (famoso pintor argentino ya fallecido). Él iba a la casa del fileteador, entraban las telas por el balcón y pintaban juntos. Había magia en el aire. Berni hacía los retratos y Arce los fileteaba, luego firmaban juntos. Berni solía decirle: "Hay que pintar en grande. No se vende, pero se ve".
Hoy el filete vive en biombos, en mesas, en los caballetes; pero no en la calle. Se replegó puertas adentro pero se enriqueció mucho más, porque se trabaja con elementos más ricos como el óleo, acrílico y tela. Todos los jóvenes que hoy están haciendo cosas van a ir definiendo su estilo.